En nuestro recién estrenado blog vamos a desvelaros una serie de consejos sobre los pasos a tener cuenta para evitar los problemas más comunes entre los archivos que queremos imprimir y los que realmente se necesitan en la imprenta.
Tarde o temprano, todo diseñador gráfico se encuentra con el dilema de tener que decidir cómo enviar los archivos a la empresa que va a imprimir su trabajo. No es una respuesta sencilla, pues hay muchos elementos a contemplar para que el trabajo salga correctamente.
Han sido muchos los avances en el campo de las artes gráficas y, aunque algunos aspectos se siguen conservando, ha habido evoluciones interesantes que debemos tener en cuenta. En Gráficas Izquierdo queremos resaltar cinco de consejos clave a la hora de enviar un archivo a imprenta. Para explicar con detalle cada uno de los pasos, hoy nos centraremos en el primero y en las próximas entradas iremos desvelando el resto.
Lo primero que debemos tener en cuenta es el programa que utilizaremos a la hora de diseñar nuestro proyecto. No todos los programas son adecuados para después imprimir un documento en condiciones.
Los procesadores de texto tipo Word, Wordpad o incluso programas para presentaciones tipo PowerPoint no están pensados para editar trabajos de manera profesional. Muchas veces los impresores hemos oído eso de «tengo un amigo que tiene gracia para hacer cosas en el ordenador» o «mi hijo sabe hacer cosas bonitas delante de la pantalla». Diseñar no consiste únicamente en tener gracia para dibujar o llevar a la pantalla ideas gráficas; un diseñador profesional debe conocer otros muchos aspectos (como formatos, soportes, tamaños, perfiles de color,…) que son esenciales para poder imprimir los diseños en una imprenta profesional. Cuando recibimos un archivo de Word o una imagen en formato .bmp que el cliente quiere imprimir es cuando nos encontramos con enormes dificultades.
El primero de ellos es que un archivo en este formato se puede visualizar de manera diferente en cada equipo, ya que entre otras muchas cosas, no es capaz de incrustar las tipografías originales con las que ha sido realizado. Imagínate que has escrito un libro que ocupa 96 páginas y cuando lo abre la imprenta te dice que le salen 93. Detectar qué líneas se han movido o qué fuentes faltan supone un trastorno tanto para el escritor como para el impresor y, obviamente, el documento final ya no será el mismo que preparó el cliente. Algo parecido ocurre con los colores al usar este tipo de softwares, puesto que reproducen en RGB (rojo, verde y azul), modo de color que nada tendrá que ver con su representación impresa en CMYK (cyan, magenta, amarillo y negro). En futuros artículos hablaremos de eso.
En resumen, si el diseño lo quiere aportar el cliente debe saber cuáles son las herramientas adecuadas para ello. Existen programas como Indesign, Illustrator o QuarkXpress que son mucho más potentes en cuanto a prestaciones de trabajo y diseño y, por tanto, en cuanto a las necesidades que la imprenta requerirá en tu trabajo final: gestión de color, tipografías, tratamiento de imágenes importadas…
Si acabas de darte cuenta de que el trabajo que querías mandar a imprenta lo has trabajado desde un programa no adecuado para la posterior impresión, te recomendamos que lo conviertas a .PDF/x, formato que, al menos, se abre del mismo modo en cualquier dispositivo. En futuros artículos te iremos contando cómo convertir un trabajo desde cualquier programa en pdf/x y el resto de consejos para enviar tus diseños a impresión.