En el tratamiento de imagen, se trata de todas las técnicas, conocimientos, programas y dispositivos necesarios para que el color se transmita y represente de forma predecible, constante y con la mayor calidad posible en el medio elegido.
Predecible: quiere decir que la reproducción del color no sufrirá cambios sin motivo conocido.
Constante: que no se alterará mientras no se decida lo contrario.
Con la mayor calidad posible: que se sacará el máximo partido a los medios usados sean cuales sean.
En la vida real, la administración del color, no puede pretender en absoluto la reproducción perfecta del color, aunque ese sea su objetivo ideal. Lo que pretende es lograr la mejor reproducción «posible» en conjunción con otros objetivos: rapidez, costes razonables, etc…
Aunque necesita inversión en maquinaria y formación, la administración del color permite a largo plazo abaratar costes y reducir tiempos de producción al reducir el ciclo de diseño, prueba, corrección e impresión. Es un proceso con un conjunto de técnicas aplicadas al arte y a la industria y, como tal, puede ser mejor o peor, más exigente o menos.
Al ser relativamente reciente es un área de trabajo plagada de ideas mal entendidas y peor aplicadas.
¿Qué son los perfiles y espacios de color?
Un perfil de color es un documento con datos que describen de forma estandarizada un conjunto de colores llamado espacio de color. Es un elemento fundamental de la gestión de color.
Generalmente, los perfiles de color se usan para describir los espacios de color de aparatos concretos. Es decir, describen cómo representan o entienden el color esos aparatos y lo hacen poniendo sus valores en relación con espacios de color «absolutos». Así, por ejemplo, un perfil de color de una impresora describe los colores que es capaz de representar esa máquina poniendo en relación los colores que forma con sus pigmentos con un espacio de color absoluto.
Los perfiles de color también sirven para describir espacios de color abstractos, es decir: Espacios de color que no describen aparatos concretos sino espacios tridimensionales de color que se usan para el tratamiento del color, como sRGB o AdobeRGB. Es lo que se llaman espacios de color independientes de los dispositivos.
La forma de crear y la estructura interna de los perfiles de color está hoy en día normalizada por organismos como CIE o ICC y existen varios tipos de perfiles de color. ICC ha definido 7 tipos de perfiles de los que los más usuales son: Perfiles de entrada, perfiles de salida, perfiles de presentación (display), perfiles de espacios de color y perfiles devicelink. Los otros dos, abstractos, no se deben confundir con los perfiles de espacios de color— y de colores con nombre (Named color profiles) son más raros.
La aplicación de los perfiles de color en las artes gráficas
Los perfiles de color antes mencionados son elementos que traducen la información aportada por las diferentes tonalidades cromáticas. Con esto último se quiere decir que los perfiles convierten los datos proporcionados por los colores al realizar, por ejemplo, una foto con una cámara digital, para que, posteriormente, pueda ser interpretada por una imprenta offset.
Es altamente relevante que se tengan en cuenta tales aspectos para aprovechar al máximo toda la información cromática cuando se realizan aquellas fotografías que, posteriormente, deseamos incluir, por ejemplo, en una revista o en un catálogo de moda. A la hora de editar imágenes que, posteriormente, se van a reproducir en una imprenta, resulta esencial elegir el perfil más adecuado. Lo más conveniente en estos casos suele ser utilizar perfiles de color estándar.
Las imágenes llevan asociado, normalmente, un perfil de color. A la hora de realizar una foto con una cámara digital, este dispositivo asigna un tipo de perfil RGB a la imagen y este último es el que, más adelante, ayudará a transformar la foto a CMYK para ser finalmente impresa. En función del RGB inicial al que hagamos referencia, los tonos cromáticos de las imágenes pueden verse afectados, dado que cada perfil trabaja de una manera diferente. En este sentido, cabe la posibilidad de que, por ejemplo, un perfil aplique más cantidad de color negro en las sombras y, en cambio, otro perfil utilice la composición de CMY para las mismas, otorgando de esta forma un efecto visual diferente.
El espacio de color CMYK es el que se utiliza en las imprentas offset al imprimir una revista o un catálogo. Este espacio de color lleva asociado un perfil específico. Si, por ejemplo, las fotos que tienes para imprimir son en RGB, lo idóneo sería convertirlas al espacio de color antes mencionado de CMYK. Este paso podemos hacerlo automáticamente al exportar el pdf/x para la imprenta.
Para el procedimiento de trabajo de estos perfiles de color en artes gráficas, te recomendamos que simplifiques todas las variables lo máximo posible. Al fin y al cabo, lo esencial es que exista una comunicación fluida entre las diferentes partes que intervienen en todo el proceso gráfico.
La mayoría de los contenidos de esta entrada han sido extraídos de la web www.glosariografico.com
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